Jaquet Droz celebra 280 años con un tributo al Grande Seconde

En 2002, cuando Jaquet Droz, la maison tal como la conocemos hoy, transfirió un reloj de bolsillo del siglo XVIII —específicamente en 1784, creado por el famoso maestro relojero, Pierre Jaquet-Droz—, para crear el reloj de pulsera Grande Seconde, poco sabíamos que en el lapso de tiempo tan solo 16 años, en el aniversario número 280 de la marca, surgiría un nuevo tributo que mostraría una elaborada extensión de creatividad: el Grande Seconde Tribute. 

¿Cómo es que Jaquet Droz lo ha manejado tan inteligentemente? Respetando los códigos fundamentales que le dan su identidad al Grande Seconde. En lugar de considerarlos como un factor que los aleja de su identidad, han adoptado estos elementos como principios rectores, que por lo tanto permitieron a la maison otorgar complicaciones cada vez más aventureras y que no dejan lugar a dudas de que se trata de un Jaquet Droz.

Por supuesto, el identificador más obvio del Grande Seconde es su configuración de dial en “figura ocho” que contiene un sub-dial superior más pequeño y un sub-dial más grande en la parte de abajo.

Esencialmente significa que siempre y cuando las indicaciones habilitadas por un movimiento, destinado para el reloj, se mantengan dentro de la figura ocho, literalmente, todo vale.  Esto también significa que el resto del espacio del dial está disponible para decoraciones elaboradas.

Es al mantener estos principios que Jaquet Droz decidió celebrar sus 280 años con un Grande Seconde que no habían presentado antes, y quizás, como una demostración de lo icónico que es para la marca: el nuevo Grande Seconde Tribute que la maison nos ha presentado, por primera vez, encajonado en oro amarillo.

Encontramos bastante fascinante que, este tributo se ha transformado en una pieza destinada a las papilas gustativas modernas, sin dejar de ser un reloj con una larga tradición por detrás. Esto se percibe en el diseño, en el que, en una inspección más detallada, se revela el dial de color marfil perfectamente uniforme y manufacturado en esmalte Grand Feu, con la composición impecable en forma de ocho que comprende el contador de horas y minutos a las 12 en punto, con índices que alternaban números romanos y arábigos para la perfecta legibilidad de dos diales, y el gran contador de segundos a las 6 en punto.

En cuanto al movimiento, al Grande Seconde Tribute le da vida un tic-tac calibre 2663 ensamblado a mano, de cuerda automática con dos barriles, que garantizan casi tres días de reserva de energía (68 horas), y una gran precisión gracias a su escape de silicio, que resulta resistente a los campos magnéticos y cambios de temperatura.

Otra característica que hay que resaltar, y que muestra una vez más la influencia de la relojería tradicional, está en el decorado de guilloché a mano en el peso oscilante del reloj. También las dos estrellas simbólicas de la marca y la aplicación en esmalte rojo en el dial con el número de pieza; en honor a la figura 8 del Grande Seconde, Jaquet-Droz limitó la producción de esta maravilla a 88 relojes.

Sin  duda, el Grande Seconde Tribute hará perder la cabeza de los grandes coleccionistas que gustan de guardatiempos elegantes y discretos.

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