La casa Louis Moinet nos ha enamorado con su Sideralis, un reloj que conjuga belleza interestelar con sabiduría mecánica. A diferencia de otras interpretaciones artísticas más “mundanas”, Sideralis opta por despegar hacia el espacio “cercano” a bordo de una formidable complicación mecánica.
Sideralis es protagonizado por un doble tourbillon invertido y una complicación “sideral”. Esta última, es un automatón espacial. Todo comienza con el par de tourbillones sobredimensionados del calibre LM47, un esquema mecánico que jamás había ocurrido en la relojería.
Los grandes tourbillones de sesenta segundos rotan en direcciones opuestas.Esta contrarrotación provee el movimiento que da vida al automátón, es decir, el despliegue espacial en la carátula horaria menor, ubicada a las doce.
La carátula horaria está conformada por dos discos superpuestos. El superior, que gira en contra de la dirección de las manecillas, presenta una pequeña ilustración hecha a mano de un fondo estelar e incluye constelaciones, estrellas, nebulosas y planetas, así como una esencial apertura redonda. Los colores y temas de este lienzo se extienden sobre la carátula mayor para envolver a los torbellinos.
El segundo disco pequeño tiene representaciones pictográficas de tres cuerpos planetarios y gira a la misma velocidad del primero, pero en dirección opuesta. Así, Marte, La Luna y Mercurio desfilan en sucesión y se muestran a través de la apertura redonda del disco superior.
Cada una de esas micropinturas incluye fragmentos físicos de sus respectivos cuerpos celestiales: un pedazo de Marte, polvo lunar y fracciones mercuriales encontradas en el meteorito Sahara 99555, originado de un choque con Mercurio.
Otros fragmentos de polvo estelar se han integrado a la gran carátula para ilustrar otras estrellas. Finalmente, una evocadora estrella errante pintada a mano hace las veces de firma que remata la obra artística. Por encima de la representación estelar, un juego de manecillas Gouttes de Rosée marca el tiempo.
