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Breguet: Classique 5177 y 7787, la armonía entre el platino y el esmalte ‘Grand feu’

El Classique 5177 y el Classique 7787, de Breguet, combinan el brillo del platino y el esmalte ‘Grand feu’, con un savoir-faire técnico representado en los calibres de manufactura 777 Q y 591 DRL.

Staff Revolution MXL . 28, oct, 2024

Una esfera oscura como el cielo de una noche, iluminada por el resplandor del esmalte "Grand feu" y, por primera vez en esta colección, abrazada por una caja de platino, metal noble y símbolo de excelencia: el Classique de Breguet se viste de negro y color plateado para mostrar la esencia del tiempo en la referencia 5177, que completa con la indicación de las fases lunares y de la reserva de marcha en la referencia 7787.

Hacia la segunda mitad del siglo XVIII, el platino, que había sido descubierto casi 400 años antes en el continente americano, experimentó un tremendo auge en Europa y, tras conquistar el universo de la joyería, se abrió paso poco a poco en la relojería. Conocido como "el metal de los reyes", este material noble corona relojes excepcionales como el Classique 5177 y el Classique 7787.

Su tono gris brillante, a veces confundido con el oro blanco o la plata, es un elemento de seducción. Sin embargo, sus numerosas cualidades lo distinguen de otros minerales naturales y aleaciones de hierro, como su peso, su maleabilidad y, sobre todo, su gran resistencia al magnetismo y a la corrosión, lo que lo convierte en una figura de eternidad. Asimismo, es hipoalergénico, y su peso le confiere una fuerte presencia en la muñeca.

Fieles a las características físicas de la colección (bisel fino, corona estriada, enganches estilizados y canto acanalado), las cajas de estos dos nuevos modelos están creadas por primera vez en platino, con 38 mm de diámetro y 8,8 mm de altura para el Classique 5177, y 39 mm de diámetro y 10.3 mm de altura para el Classique 7787.

El resplandor del esmalte "Grand feu"

Al igual que el platino, el esmalte "Grand feu", reservado a las piezas de alta relojería y a los modelos exclusivos, se enmarca en una filosofía de valor eterno. Inicialmente se utilizaba en relojería para proteger los discos de las esferas, a menudo víctimas del envejecimiento debido a la luz natural, las partículas de polvo y la oxidación, ya que los relojes no fueron herméticos hasta mediados del siglo XX.

Esta técnica decorativa se basa en un material en polvo compuesto por una serie de minerales, que recibe su color de óxidos metálicos, amalgamado con un aglutinante. Este material, que se aplica sobre el fondo de la esfera y se vitrifica a alta temperatura (entre 800 °C y 1200 °C), requiere un meticuloso trabajo artesanal porque, como una llama, puede ser caprichoso, impredecible e indomable. De hecho, en función del número de capas, son necesarias varias cocciones en un horno específico para fundir los elementos y los pigmentos, añadir profundidad y obtener ese brillo inalterable, y cada cocción representa un riesgo.

La pureza de lo esencial

Recubiertas con esmalte "Grand feu" negro intenso, uno de los colores más difíciles de trabajar, las esferas lisas y uniformes de estos nuevos diseños Classique presentan un juego de números arábigos Breguet y una discreta minutería de color plateado empolvado para crear un ligero contraste, que se prolonga con las agujas Breguet de pomme évidée rodiadas que indican las horas, los minutos y los segundos. En sintonía con los usos y costumbres de los relojeros del siglo XVIII para garantizar la autenticidad de un reloj, las esferas de esmalte "Grand feu" revelan la firma secreta de Breguet en la parte derecha para el 7787, y entre el centro y las 6 horas para el 5177.

El Classique 5177 es sin duda la expresión más pura de la filosofía estilística de A.-L. Breguet, que muestra la esencia del tiempo junto con una ventana de fecha "tono sobre tono" visible a las 3 horas, mientras que el Classique 7787 ofrece indicaciones más completas para adaptarse a las necesidades individuales.

Un abanico abierto hacia abajo, una cálida sonrisa o el perfil acogedor de una luna creciente: la ventana recortada que muestra las fases del satélite natural de la Tierra en el Classique 7787 abre las puertas a la imaginación romántica. El astro nocturno se representa mediante un disco de oro martillado contra un cielo marino estrellado, donde muestra sus estados de ánimo según una escala graduada a lo largo de 29 días y medio. En la parte inferior de la esfera, se encuentra el indicador de reserva de marcha con aguja.

Heredera del savoir-faire técnico iniciado por su fundador A.-L. Breguet en París hace cercade 250 años, la Casa Breguet continúa equipando sus relojes con movimientos innovadores, precisos y fiables desarrollados en su manufactura del Vallée de Joux, en el Jura suizo. Así lo demuestra el dúo mecánico de cuerda automática que impulsa el Classique 5177 y el Classique 7787, visible a través del fondo de caja de cristal de zafiro que decora la parte trasera.

El calibre 777 Q: la esencia

Este movimiento, ensamblado a partir de 237 componentes, vibra a la frecuencia estándar de 28,800 alternancias por hora e incorpora una espiral plana de silicio, un material resistente al desgaste, la corrosión y el magnetismo adoptado por Montres Breguet en 2006. Su masa oscilante de oro de 18 quilates rodiado está decorada con un motivo guilloché "mosaico estrellado" creado a mano, un diseño exclusivo que hace eco a la inscripción "Breguet Édition Spéciale" grabada en la masa. Este componente acciona un único barrilete que proporciona hasta 55 horas de autonomía cuando el reloj está completamente cargado.

El calibre 591 DRL: el realismo

Este movimiento, con una frecuencia de 4 Hz y un total de 221 componentes, ofrece 38 horas de reserva de marcha una vez que se le da cuerda mediante un rotor de oro de 22 quilates rodiado adornado con un motivo guilloché "grano de cebada" grabado a mano. La adición de un piñón en el disco de las fases lunares le permite ofrecer una indicación realista del ciclo, es decir, 29,5303498 días en lugar de los 29.5 días que suelen ofrecer este tipo de complicaciones y, por tanto, con mayor fidelidad a los 29,53058888 días de la revolución lunar real. De esta manera, el diferencial se limita a un día después de 348.7 años.

Edición: Eduardo Castañeda H.

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