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Este es el nuevo Black Bay Ceramic, de Tudor

Israel Ortega . 26, may, 2021

Cuando pensamos que Tudor ya nos había regalado todas sus novedades para 2021, Tudor nos sorprende con un lanzamiento más: el Black Bay Ceramic, un nuevo marcatiempos que combina una nueva apariencia en un absoluto color negro para su caja y bisel y la certificación Master Chronometer.

Por primera vez, Tudor somete uno de sus relojes al laboratorio independiente METAS para cumplir con las exigencias que le permiten llamarse Master Chronometer y plasmarlo en su carátula. Este grado técnico se acompaña de una apariencia arrojada en un absoluto color negro, cortesía de su caja y bisel cerámicos, carátula y correas. De hecho, este tono oscuro en el reloj se extiende al movimiento, que ha sido tratado en negro y que puede verse a través del fondo transparente. Así, de los colores joviales y brillantes que conocemos del buceador Black Bay, hemos llegado a este nuevo atuendo, notable y técnico en partes iguales. Este no es el primer Black Bay en color negro —ese honor corresponde al Black Bay Chrono Dark de edición continua pero limitada que celebra a los All Blacks del equipo nacional de rugby de Nueva Zelanda— , pero sí es el primero en emplear cerámica de manera exhaustiva.

La caja monobloque de cerámica de este Black Bay ofrece superficies satinadas con aristas biseladas y un brillante pulido espejo que genera un excelente contrate y juego de tonalidades, dependiendo de la incidencia de la luz, y que amplifica la apariencia de las pronunciadas líneas del reloj. Estos brillos hacen que el reloj escape de la definición “furtivo”, pero sin duda le dan un giro muy especial al nuevo Black Bay Ceramic de 41 milímetros. El inserto cerámico del bisel repite el acabado satinado, solo que muestra un patrón de tipo rayos de sol que “irradia” desde el centro de la pieza.

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En la carátula, los doce índices aplicados van rellenos de SuperLuminova suiza que destella en un tono verdoso. Desde luego que no podían faltar las manecillas “copo de nieve” —un rasgo de la marca desde 1969— y que caracterizan los buceadores de Tudor, en especial al Black Bay, desde su introducción en 2012.

Como ya es costumbre, Tudor emplea en su nuevo solotiempo de tres manecillas una nueva variante de su movimiento de manufactura: el MT5602-U1. Una vez más, la fecha ha sido guardada para otra oportunidad —cuestión que en lo particular celebro—. Notablemente, el calibre ha sido tratado como el resto del reloj y presenta una apariencia negra absoluta. La masa oscilante en particular está hecha en tungsteno negro y ha sido calada y terminada en satinado. Asimismo, los puentes y platina muestran de manera alternada superficies pulidas y satinadas. Queda claro que este fascinante “look” no mejora su desempeño, pero sí le confiere al Black Bay Ceramic un aspecto sofisticado y calculador que el mismo Darth Vader apreciaría. En materia de rendimiento, un volante de inercia variable, soportado por un puente con dos puntos de fijación, le da una mayor robustez al sistema de regulación. En consonancia con la espiral amagnética (de silicón), el reloj funciona dentro de una tolerancia de cinco segundos por día y alcanza una autonomía de 70 horas.

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Pero estos dos factores anteriores —la tolerancia al magnetismo y la reserva de marcha garantizada— son apenas una parte de los rubros que Tudor hubo de cubrir para merecer la certificación Master Chronometer. Estoy seguro que este apelativo le recuerda algo… o alguien. En efecto, el grado Master Chronometer lo conocemos de su uso en una marca avecindada en Bienne y con nombre de letra griega.

Esta calificación relojera de Master Chronometer es concedida por el Instituto Suizo de Metrología (METAS), una entidad independiente que somete a evaluación los movimientos de los relojes bajo parámetros de muy alta exigencia. Así, para cumplir con las exigencias del METAS, el nuevo Tudor Black Bay tuvo que superar una batería de pruebas que confirmaran su funcionamiento y fiabilidad. También hay que tener en cuenta que son necesarios dos requisitos previos para aspirar a la certificación del METAS: la fabricación debe ajustarse a los criterios de Swiss Made, y el movimiento debe estar certificado por el Instituto Oficial Suizo de Pruebas de Cronómetros (COSC).

En materia de precisión, para que un reloj pueda llamarse Master Chronometer debe ser capaz de funcionar dentro de un rango de variación de 5 segundos cada día, es decir, 5 segundos menos que el parámetro establecido por el COSC, que asegura un rango de exactitud de -4/+6 segundos, y un segundo menos que la norma interna de Tudor, que se aplica a los todos modelos de la marca con calibre de manufactura y que tienen una variación máxima de -2/+4 segundos. 

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Luego está la hermeticidad. Para este y todos los Tudor Black Bay es de 200 metros, grado asegurado según la norma técnica ISO 22810:2010.

En cuanto al magnetismo, el nuevo reloj provee un funcionamiento regular durante y después de exponerse a campos magnéticos de 15,000 gauss. Para ponerlo en perspectiva, una máquina de resonancia magnética, esos grandes y poderosos aparatos empleados en el diagnóstico médico, genera campos magnéticos que fluctúan entre 3,000 y 70,000 gauss. El “secreto” principal detrás de esa resistencia es la mencionada espiral de silicón del volante, impasible a los efectos de esta fuerza de la naturaleza que tanto suele afectar a los relojes normales. 

El nuevo y casi macabro Black Bay Ceramic viste una correa híbrida de caucho y piel —también negra, desde luego‚— pero también se acompaña de una correa textil en Jacquard. Finalmente y para tranquilidad del usuario, este Tudor Black Bay Ceramic se acompaña de una garantía de cinco años transferible y que no requiere de registro alguno para estar vigente.

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