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Longines Ultra-Chron: corazón animado

Staff Revolution MXL . 30, sep, 2022

El regreso del Longines Ultra-Chron este 2022 es el momento ideal para recordar el gran legado técnico de la firma de Sait-Imier que data de principios del siglo XX. Esta pericia relojera se perpetuó y desarrolló gracias a numerosas innovaciones y, por supuesto, a través del perfeccionamiento de sus relojes y movimientos logrado en su notable participación en las más diversas competencias deportivas

Los orígenes

Longines fue establecida en 1832 por Auguste Agassiz y sus socios, Henri Raiguel y Florian Morel. En ese entonces se llamaba Raiguel Jeune & Cie. Para 1850, Raiguel y Morel ya se habían retirado, y Agassiz incorporó a su sobrino Ernest Francillon a la compañía. El joven economista devenido relojero aportó algunas ideas innovadoras e impresionantes, entre ellas, concentrarse en los relojes de bolsillo con corona de bobinado, menos comunes en aquella época.

En la década de los sesenta del siglo XIX, el control de la compañía pasó a manos de Francillon y él la orientó hacia métodos de producción más modernos, incluido el establecimiento de una fábrica para producción en masa en 1867. La planta fue construida en el sur de Saint-Imier, región conocida por los residentes como Les Longines o «praderas largas», lo que inspiró el cambio de nombre.

El talentoso ingeniero Jacques David se convirtió en director técnico y fue responsable de un informe exhaustivo de 108 páginas sobre todo lo que había aprendido acerca de la industrialización de la relojería estadounidense en la Feria Mundial de Filadelfia en 1876. Sus observaciones confirmaron que la industria de la relojería suiza necesitaba someterse a grandes cambios si esperaba mantenerse a la par de las capacidades de producción de los estadounidenses y seguir siendo relevante en una industria que evolucionaba con rapidez.

longines-ultrachron-chrono-antiguo En 1914, Longines desarrolló el primer cronómetro con movimiento de alta frecuencia, el calibre 19.73N, que alternaba 36,000 veces por hora para medir décimas de segundo.

La supremacía de Longines

Para la década de los ochenta del siglo XIX, Longines había ganado reconocimiento mundial por sus relojes de alta calidad y precisión. En 1914, ya utilizaba movimientos de alta frecuencia en sus contadores de cronógrafo, los cuales eran empleados en competencias deportivas y eran capaces de medir una décima de segundo. El calibre 19.73N tenía una rueda de volante que oscilaba a 36,000 alternancias por hora, lo que popularizó los cronógrafos Longines entre las fuerzas armadas, los deportistas profesionales y el personal médico por ser piezas confiables.

Solo años más tarde, el calibre Longines había evolucionado 360,000 alternancias por hora para permitir mediciones hasta de una centésima de segundo. Su maestría en relojes de cronometraje le valió a la marca el honor de ser nombrada en numerosas ocasiones cronómetro oficial de justas deportivas de creciente popularidad e importancia.

En 1938, Longines desarrolló un movimiento más grande, lo que permitió una cronometría aún más precisa. Se basó en un cronómetro de navegación y se le confió la medición de las increíbles velocidades de las carreras de esquí. El movimiento de 24 líneas fue reconocido por el Observatorio de Neuchâtel por su precisión asombrosamente alta.

Precisión para la muñeca

En 1959, Longines sintió nuevamente la necesidad de innovar a fin de mantener su ventaja competitiva. La compañía completó y lanzó el primer reloj de pulsera con movimiento de alta frecuencia, pero esta vez optimizado para alcanzar el más alto nivel de precisión. El calibre 360 era un cronómetro que oscilaba a 36,000 alternancias e impuso nuevas marcas de exactitud en la categoría de relojes de pulsera. ¡Tenía una precisión de alrededor de una décima de segundo al día! Todos los movimientos calibre 360 eran hechos a mano y calibrados especialmente para la Competencia de Cronómetros del Observatorio. Ganaron el primer y segundo lugares en el certamen de precisión en 1961 en el Observatorio de Neuchâtel y en 1962 obtuvieron los tres primeros puestos.

longines-ultrachron-5 Ultra-Chron cal. 431, de 1966.

longines-ultrachron-4 La modalidad Diver de Ultra-Chron, el primer reloj de buceo de alta frecuencia (cal. 431, 1968).

La crisis del cuarzo 

En la década de los sesenta del siglo XX, el surgimiento del reloj electrónico se convirtió en una amenaza para la industria de la relojería mecánica. Longines respondió al desafío y usó sus años de experiencia e ingeniería para enfrentar el problema. El calibre 431 fue el resultado, con un diseño que incrementó la precisión al máximo a un rango de hasta dos segundos al día y extendió la vida útil con una tecnología patentada de lubricación en seco. En 1966, la compañía nombró a este modelo el «Ultra-Chron».

La línea creció para incluir un reloj deportivo de buceo que era hermético a 200 metros de profundidad e incluía un minutero color rojo brillante. Otra primicia de Longines: este fue el primer reloj de alta frecuencia para buceo. Alojado dentro de una caja tonel, contaba con mecanismo de calendario, así como tritio en el triángulo, la carátula y el segundero para hacerlo legible incluso en las aguas más turbias.

Los cronómetros 

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Longines ha tenido una larga relación con numerosas competencias deportivas como cronómetro oficial gracias a su capacidad de crear relojes fieles y precisos. De hecho, ha sido el cronómetro oficial de las más prestigiosas justas deportivas en todo el mundo, y ha promovido relaciones de largo plazo con un amplio espectro de organizaciones internacionales.

Mundo ecuestre

longines-ultrachron-caballo A lo largo de los años, Longines ha cronometrado miles de competencias ecuestres. Para registrar el tiempo de competidores muy cercanos entre sí, la marca de Saint-Imier produjo cronómetros con manecillas de intervalos, así como movimientos de alta frecuencia con una precisión de décimas o hasta centésimas de segundo.

Los primeros movimientos de cronógrafo de la década de los ochenta del siglo XIX tuvieron gran popularidad en los hipódromos estadounidenses tanto entre los jinetes como entre los espectadores, tanto, que Longines lanzó una caja de cronógrafo grabada con la imagen de un

jockey

y su caballo. En 1912, Longines fue invitado a cronometrar una competencia de salto ecuestre en Lisboa, Portugal. Esta relación ha continuado y ha crecido para incluir salto de obstáculos, doma clásica y carreras, incluidos el Famoso Derby de Kentucky y la Belmont Stakes.

Esquí alpino

No es de sorprender que una marca que tiene su sede en un país con montañas tan hermosas reserve un sitio especial en su corazón para los deportes de invierno, entre ellos, el esquí alpino. En 1924, se pidió a Longines cronometrar La Semana Internacional de Deportes de Invierno en Chamonix, Francia. Varios años después, cronometró los Campeonatos Mundiales de Esquí en la misma comuna. En Crans-Montana, Suiza, Longines presentó una barrera de fotoceldas en la línea de meta de los Campeonatos de Esquí Militar. La carrera de esquí alpino Kandahar en Sankt Anton, Austria, invitó a la marca para cronometrar ese legendario evento en 1948. Dos años después, el Campeonato Mundial de Esquí de Aspen solicitó que Longines fuera el cronómetro oficial. Hasta la fecha se puede ver a Longines registrando tiempos en la Copa Mundial de Esquí Alpino FIS, así como en numerosas carreras en toda la región.

Automovilismo deportivo 

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En 1949, al Primer Rally de Montecarlo después de la Segunda Guerra Mundial atrajo autos de toda Europa y a Longines se le encomendó cronometrar la competencia. Esta relación continuó durante más de 30 años. En 1955, la marca presentó un novedoso dispositivo de cronometría que incluía un reloj con ocho días de reserva de marcha que permitía a los competidores marcar sus propias tarjetas de control en puntos de control a más de 5,000 kilómetros de distancia. El aparato era tan confiable, que fue utilizado para determinar los tiempos de los ganadores y fue adoptado por casi todos los

rallies

más famosos del mundo, incluidos la Copa de los Alpes, el Rally RAC de Gran Bretaña, el TAP Rally en Portugal, el rally de los Mil Lagos, en Finlandia, el Rally Acrópolis de Grecia y el Rally de Costa de Marfil, en África.

En 1949, los nuevos calibres eran capaces de cronometrar décimas de segundo y Longines diseñó un sistema de medición utilizando una serie de fotografías. En 1950, la Federación Internacional de Automovilismo certificó el uso de este sistema en el cronometraje de carreras. Ese mismo año se llevó a cabo la temporada inaugural de la Fórmula Uno. A Longines se le pidió cronometrar varios eventos, incluidos los Grandes Premios de Mónaco; Barcelona, España; Buenos Aires, Argentina; Spa, Bélgica; Zandvoort, Países Bajos, y Berna, Suiza, así como las 500 Millas de Indianápolis, Estados Unidos. Décadas más tarde, en 1980, Longines se asoció con Olivetti para crear un nuevo método que registrara independientemente el tiempo de cada auto utilizando ondas de radio, y esto lo hizo merecedor del título de Cronómetro Oficial de todas las carreras de Fórmula Uno de 1982 a 1992.

Ciclismo 

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El Tour de Francia invitó a Longines a cronometrar la carrera de 1951. La marca aceptó de inmediato la oportunidad de probar un nuevo sistema de registro que combinaba una cámara en la línea de llegada con un dispositivo que registraba en película el tiempo de cada competidor. Este sistema generaba un registro cronométrico de  «final de fotografía» que podía captar al ganador entre un grupo cerrado de competidores. Longines mantuvo el título de Cronómetro Oficial de este evento hasta 1982. También se le invitó a cronometrar los campeonatos mundiales de campo traviesa y pista, el Giro de Italia y la Vuelta a España.

El Longines Ultra-Chron 2022

Más de un siglo de creación de movimientos de alta frecuencia llevó al lanzamiento del nuevo Longines Ultra-Chron. El nuevo movimiento oscila a 10 alternancias por segundo para una precisión sin precedentes. En cuanto a estilo, este modelo se inspiró en el Longines Ultra-Chron Diver de 1968. La caja de 43 mm en forma de almohada está hecha de acero inoxidable y equipada con un nuevo bisel giratorio unidireccional que incluye un inserto de zafiro, material luminiscente en los marcadores de 15, 30 y 45 minutos, así como en el triángulo marcador de cero.

La carátula es negra con un acabado ligeramente graneado y un contrastante registro blanco de minutos alternado con bastones cubiertos de SuperLuminova y apliques con chapa de rodio. Los acentos rojos en el minutero y alrededor del bisel transmiten un toque de energía y color que le otorgan un aspecto más deportivo. Como homenaje final, el ingenioso logotipo original del Ultra-Chron está aplicado en la carátula y grabado en el fondo de la caja.

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En la caja se encuentra el nuevo calibre de creación propia L836.6, que late a 36,000 alternancias por hora, o 5 Hz, con resorte de silicio, rueda del volante y áncora antimagnéticos. Construido a partir de los conceptos desarrollados en 1914 con su primer cronógrafo de décimas de segundo, el calibre tiene excelentes bases para ofrecer una alta precisión. La posición especial del movimiento lo protege de golpes y le brinda una gran estabilidad. La corona enroscable está clasificada como hermética a 300 metros de profundidad.

La precisión del Longines Ultra-Chron ha sido confirmada con la certificación de cronometría emitida por TimeLab, un laboratorio de pruebas independiente con sede en Ginebra. El reloj es sometido a rigurosas pruebas de calificación durante 15 días. El proceso incluye pruebas a tres temperaturas: 8, 23 y 38 grados Celsius (o 46.4, 73 y 100.4 grados Fahrenheit, respectivamente) para verificar el cumplimiento de los estrictos criterios de la norma ISO 3159:2009. Longines y TimeLab llevaron la evaluación un paso más allá al probar el movimiento dentro de

la caja en lugar de analizarlo solo.

Longines y TimeLab llevaron la evaluación un paso más allá al probar el reloj completamente ensamblado, en lugar de analizar solo el movimiento, como es habitual en la certificación COSC.

Esto permite que la certificación concuerde más con el

Bulletin de Marche de Chronométrie

del Observatorio de Besanzón.

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