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WOLF: la historia del líder de la manada
Staff Revolution MXL . 7, nov, 2017


LA PLANTA DE PRODUCCIÓN
Al dejar la escuela, Wolf no tenía deseos de trabajar en el negocio familiar, aunque recuerda que amaba la fábrica. Luego de vivir en Suecia por un año, comenzó un curso de negocios en el Politécnico de Southbank, pero se salió cuando se dio cuenta que estudiar no era para él. Luego de un breve descanso como sobrecargo, el padre de Wolf le sugirió trabajar en la compañía como representante de ventas principal antes de hacer lo que se esperaba de él en la fábrica, aprendiendo el proceso de la manufactura. Para cuando Wolf llegó a sus veintitantos años, el negocio estaba volando alto con cajas de madera fabricadas en Suecia y las de plástico por inyección en Gales. Un momento cumbre que Wolf recuerda se relaciona con la primera reunión de Ronald Reagan con Margaret Thatcher en 1975, antes de que se convirtieran en presidente y primer ministro de sus respectivos países. Era costumbre para los dignatarios intercambiar pequeños regalos y mientras que él le dio a ella un dólar de plata, ella le obsequió un par de mancuernillas en una caja de presentación Design Philipp.
Un viaje a la subsidiaria de la empresa en Chicago, en 1987, hizo que Wolf persuadiera a su padre de dejarle dirigir la pequeña empresa en E.E.U.U., donde rápidamente ganó camino en el país trabajando con vendedores que iban desde pequeños independientes a los poderosos de Saks Fifth Avenue y, en 1992, gracias a la combinación del clima, la playa y su primera esposa, Wolf se reubicó en California, donde la empresa está aún establecida.
Mientras avanzaban los años 90, las fábricas de Suecia y Llanelli –alguna vez los más grandes productores de cajas de presentación de Europa, que producían para Rolex, Omega, Longines y fábricas de grandes ingresos como Sekonda, H Samuel, Argos y Ernest Jones– comenzaron a sufrir debido a los nuevos proveedores de Asia.
UNA DURA LECCIÓN
La producción en Asia permitió a Wolf experimentar. “Trajimos nueva construcción y funciones, así como materiales como la piel, lo cual muy pocos fabricantes en Estados Unidos estaban usando en la época”, dice. “Comencé a entender los beneficios de ser un negocio con 180 años de antigüedad, de quinta generación, con una herencia real. Volteé hacia los años 50, hacia Procter & Gamble y Coca-Cola, y cómo una mercadotecnia inteligente los llevó a construir lealtad de marca. Me di cuenta que teníamos todos los ingredientes correctos; sólo debíamos limpiarlos y usarlos”. Uno de los más grandes cambios fue el nombre y el logo, un trabajo que requirió de seis meses dando como resultado “WOLF”. Como explica el dueño de la empresa: “Un lobo es un animal tanto solitario como de manada, así que es fácil identificarse con él. Te atrapa y quieres saber más.
WOLF: FUERA DE LO COMÚN
Hoy, una gran parte del negocio de WOLF son cajas que dan cuerda a los relojes.
“Hablando de ingresos, estamos en un 40 por ciento con cajas de relojes y un 60 por ciento con las de joyería”, dice Wolf, agregando que él cree que la demanda por sus cajas de reloj aún está en sus primeros pasos.
“Todo se trata del conocimiento —dice— y hay un punto cumbre del cual me voy a asegurar de estar al frente. Si compras zapatos hay suplementos –lustradores, protectores y demás–. Esto no pasa aún en el mundo relojero, pero va a pasar; y cuando ocurra, estaré ahí.

